Una guerra entre India y Pakistán sacudiría el pilar financiero de Asia del Sur. Las consecuencias económicas de una guerra entre India y Pakistán van desde la depreciación brusca de las monedas y la fuga de capital, hasta un salto del oro por encima de los USD 3 400 la onza, catalizado por la inestabilidad regional. La tensión militar registrada la primera semana de mayo ya provocó cierres de aeropuertos y caídas bursátiles en Bombay y Karachi.
Situación actual de India y Pakistán
India entra en 2025 con un PIB cercano a USD 4,2 billones, crecimiento real alrededor del 6 % y reservas que superan los USD 670 000 millones, lo que cubre once meses de importaciones. Pakistán, con un PIB de apenas USD 0,38 billones y reservas en el entorno de USD 15 000 millones, depende de un programa del FMI de USD 7 000 millones. La inflación india ronda el 3,3 % interanual, mientras que la pakistaní cayó a un histórico 0,3 % en abril, tras haber rozado el 38 % dos años antes.
Indicadores económicos comparativos, 2025
Indicador clave | India | Pakistán |
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PIB nominal (USD) | 4,19 billones | 0,38 billones |
Crecimiento PIB 2024-25 | 6 % a 7 % | 2,5 % a 3,5 % |
Inflación abril 2025 | 3,3 % | 0,3 % |
Reservas de divisas | 676 000 M | 15 480 M |
Comercio bilateral 2024 | 1 206 M | 1 206 M |
Gasto en defensa 2025 | 80 000 M | 11 000 M |
Factores clave para la escalada económica
El primer impacto sería financiero. Una ofensiva convencional provocaría ventas masivas de acciones y bonos emergentes, reduciendo el valor de la rupia india hacia noventa o incluso cien unidades por dólar y empujando la rupia pakistaní por encima de trescientas, según proyecciones de bancos locales. La salida de capital obligaría a los bancos centrales a usar reservas y, en el caso pakistaní, a imponer controles cambiarios.
El precio del crudo subiría porque India importa ochenta y tres por ciento de su demanda. Cada dólar extra por barril encarece el transporte interno y presiona el índice de precios al consumidor. Sin liquidez para financiar combustibles, Pakistán afrontaría cortes de energía que paralizarían la industria y agotarían productos básicos.
El coste fiscal se dispararía. Estudios recientes calculan que un conflicto convencional costaría a India entre mil y mil cuatrocientos sesenta millones de dólares diarios, mientras que Pakistán, sin acceso pleno a mercados, se vería forzado a financiar la guerra emitiendo dinero, con riesgo de hiperinflación y moratoria soberana.
La suspensión por Delhi del Tratado de Aguas del Indo, anunciada tras el ataque de Pahalgam, amenaza con cortar el caudal que riega el cuarenta por ciento de la agricultura pakistaní. El sector rural, que emplea a dos de cada cinco trabajadores, quedaría al borde del colapso y elevaría la inseguridad alimentaria.
El contagio regional sería inmediato. Bangladesh, Nepal y Sri Lanka verían encarecidos los seguros marítimos y el tránsito de mercaderías a través del territorio indio, a la vez que los inversores globales retirarían fondos de los mercados de Asia del Sur en bloque. Moody’s advierte de una prima de riesgo regional creciente que frenaría nuevos proyectos de infraestructura y manufactura.
Por último, el oro actúa de termómetro del miedo. El metal alcanzó los USD 3 392 la onza el 8 de mayo, con analistas que prevén un salto sobre los USD 3 500 si el conflicto se prolonga, impulsado por la demanda de refugio de inversores internacionales y de hogares pakistaníes que desconfían de su moneda.
Retos y oportunidades
Los retos superan con creces cualquier ventaja. Una guerra prolongada reduciría el crecimiento de India en al menos tres puntos porcentuales y llevaría a Pakistán a una recesión profunda, además de frenar toda integración regional. Se paralizarían el turismo en Cachemira, la industria textil en Karachi, las exportaciones de TI en Bangalore y el comercio terrestre con Afganistán, lo que aumentaría la pobreza en todo el subcontinente. Como oportunidades aparecen solo el repunte temporal del sector de defensa indio y la posibilidad de que China amplíe su influencia financiera sobre Islamabad, pero ambos efectos serían pequeños comparados con el daño estructural que sufrirían el empleo, la inversión y los ingresos fiscales.
Impacto macroeconómico estimado en Asia del Sur
Variable 2025-26 | India | Pakistán | Vecinos inmediatos |
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Variación del PIB real | descenso entre tres y cinco puntos | recesión superior al cinco por ciento | contracción de uno a dos puntos |
Inflación adicional | dos a tres puntos | quince puntos o más | dos puntos de media |
Fuga de capital | manejable | masiva | contagio moderado |
Evolución de la moneda | depreciación controlada | devaluación extrema | debilitamiento general |
Conclusión
Como analista económico observo un coste imposible de asumir. India sacrificaría buena parte de su impulso hacia la cuarta posición mundial en PIB y Pakistán se arriesgaría a la insolvencia. En contraste, la paz permitiría un dividendo anual estimado en treinta y cinco mil millones de dólares gracias a un comercio intrarregional hoy casi inexistente. Mantener la estabilidad, por tanto, no solo salva vidas, también sostiene la ambición de prosperidad compartida.
He aprendido que las economías florecen con puentes, no con trincheras. Cada dólar gastado en munición es un dólar que no financia escuelas ni hospitales. Tal como sentenció Sun Tzu hace veinticinco siglos, “ninguna nación se ha beneficiado de una guerra prolongada”.