Iván Campuzano La demanda de materias primas en 2024 se presenta como un escenario marcado por la incertidumbre, influenciado por factores económicos, geopolíticos y ambientales que configuran un entorno altamente volátil y competitivo. Este análisis se enfoca en desentrañar las dinámicas que se prevén en el mercado de materias primas, explorando desde el petróleo hasta los productos agrícolas, y cómo estos elementos interactúan para formar un panorama complejo.
El Petróleo en el Punto de Mira
La demanda global de petróleo se prevé que aumente, impulsada en parte por la recuperación económica de países clave como Estados Unidos. Se espera que el consumo mundial suba en 1.1 millones de barriles por día (bpd), lo que indica un mercado robusto pese a los esfuerzos globales por la transición energética.
Sin embargo, las tensiones geopolíticas, especialmente en Oriente Medio, podrían afectar el flujo de petróleo a través de rutas comerciales clave como el Mar Rojo y el Canal de Suez, lo que añade una capa de incertidumbre al mercado. Aproximadamente el 10% del comercio mundial de petróleo por mar pasa por esta ruta, y cualquier disrupción podría tener un impacto significativo en los suministros globales y, por ende, en los precios.
La producción global de petróleo está proyectada a alcanzar nuevos máximos, liderada por aumentos en las Américas, con países como Estados Unidos, Brasil, Guyana y Canadá a la cabeza. A pesar de esto, se espera que el crecimiento de la demanda se reduzca a la mitad en comparación con el año anterior, debido a la recuperación completa post-COVID y a un crecimiento del PIB por debajo de la tendencia en las principales economías.
El sector del petróleo y gas, en general, goza de una posición financiera sólida al inicio de 2024, lo que permite a las empresas financiar tanto inversiones como dividendos, manteniendo programas de capital disciplinados y estrategias centradas en los accionistas. Se proyecta que la industria mantenga su nivel de inversión en hidrocarburos de alrededor de 580 mil millones de dólares y genere más de 800 mil millones en flujos de caja libres.
Impacto de la Recuperación Económica de China
La recuperación económica de China en 2024 sigue siendo un tema de gran incertidumbre, especialmente debido a la continua crisis en el sector inmobiliario. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un crecimiento del PIB de China de un 4,6% para el año en curso, pero señala importantes brechas en los datos económicos y financieros de China, lo que complica aún más la evaluación de la situación. La suspensión de los datos de desempleo juvenil durante seis meses es un ejemplo de estas brechas de datos.
Siguiendo con la dinámica del articulo, las previsiones para el consumo de materias primas en China para 2024 muestran una demanda creciente en varios sectores, pese a los desafíos económicos y ambientales. En particular, se espera que la demanda de China impulse el mercado asiático de maíz, con un aumento en el consumo de granos forrajeros en China de 5 millones de toneladas métricas para el período 2023-24, alcanzando niveles récord. Esta demanda se ve reforzada por la diversificación de suministros de maíz, con importaciones aprobadas desde Argentina, sumándose a las importaciones de Brasil y Sudáfrica que comenzaron en 2023.
El consumo interno en China también muestra signos de cambio, con un crecimiento en el sector de servicios, particularmente en viajes y entretenimiento, aunque el sentimiento del consumidor ha permanecido cauteloso, particularmente en el gasto en propiedades. Las tasas de ahorro de los hogares siguen siendo significativamente más altas que los niveles previos a la COVID, con pocos signos de que los ahorros adicionales acumulados desde 2020 se estén canalizando hacia el consumo.
El sector inmobiliario, que es un importante consumidor de materias primas como el acero, el aluminio, el cobre y algunos productos petroquímicos, enfrenta una contracción que ha generado preocupaciones sobre la demanda de commodities en 2024. Se espera que el consumo de acero del sector inmobiliario disminuya en 2024, lo que también podría afectar las exportaciones de acero.
Finalmente, aunque China ha logrado avances significativos en la adición de capacidades de energía renovable, el carbón todavía representaba casi el 60% del suministro eléctrico de China en 2023. A pesar del crecimiento récord en las capacidades de energía solar y eólica, aún no se ha traducido en un aumento significativo en la producción de energía, lo que indica que el carbón sigue siendo dominante en el suministro de electricidad.
Variabilidad en Sectores de Materias Primas en 2024
En 2023, el mercado de materias primas experimentó variaciones significativas en sus precios, reflejando la complejidad y volatilidad de este sector. Los precios del cacao y el mineral de hierro registraron aumentos notables debido a factores como restricciones de suministro, enfermedades en los cultivos y políticas de apoyo en ciertos sectores económicos.
Por otro lado, los precios del gas natural y el carbón disminuyeron tras haber alcanzado máximos históricos en 2022, principalmente debido al aumento de la oferta y una demanda decreciente. Estos cambios subrayan la importancia de estrategias de trading flexibles y adaptativas que puedan responder a las rápidas y a menudo impredecibles fluctuaciones del mercado.
El sector agrícola, especialmente el cacao, se vio afectado por el desarrollo de enfermedades en las regiones productoras clave, como África Occidental, lo que contribuyó a un aumento en los precios hasta alcanzar máximos de varias décadas. Se espera que estos precios se mantengan altos hasta la llegada de nuevas cosechas en 2024. El mineral de hierro, por su parte, se benefició de las políticas de apoyo al mercado inmobiliario en China, lo que impulsó la demanda y, por ende, los precios de este recurso.
El clima cálido al inicio del invierno contribuyó a mantener bajos los precios de la energía, como el gas natural y el carbón. Sin embargo, el panorama para 2024 sugiere que la debilidad en los precios de las materias primas podría continuar, influenciada por el estancamiento del crecimiento económico en EE. UU. y un crecimiento moderado en Europa y China.
